domingo, 4 de mayo de 2008

La lengua de la dignidad


Por Alberto E. Gómez I.

“Durante una guerra civil, un bando prendió fuego a un monasterio zen, sin dejar salir a ninguno de los monjes que allí estaban. El sabio director reunió a todos los discípulos y le dijo: -cuando no existen los sentimientos y los sentidos, las brisas son sólo llamas”
anónimo

La lengua de las mariposas se desarrolla en la España previa a la guerra civil; narra la relación no solamente entre un viejo maestro con ideas republicanas y un alumno joven- aprendiz con disposición al aprendizaje y un elocuente respeto a dicha autoridad; sino también la relación del docente con todo su entorno incluyendo Estado, comunidad, creencias, acaudalados, religiosos, pobreza, su pasado, etc.
“El maestro, con sus buenas artes, se esfuerza por entrar en un mundo en el que aporta su experiencia como maestro y sus ideas como republicano. Su trabajo se ve en la última secuencia, en esa cara de frustración del maestro al ver a su alumno que le lanza piedras cuando va, camino del fusilamiento, detenido por los falangistas. Maestros que viven en su entorno, conectados a él, a sus problemas y dificultades, que los hay y los ha habido siempre”. (1)

Todo aquel que ha estado frente a un grupo, tarde o temprano se enfrenta a tal cuestionamiento: cuál es el papel del profesor. Esta interrogante, irremediablemente nos lleva a un abismo profundo (y a su vez concienzudo) de la importancia del docente; no solamente frente al dicente, sino a la sociedad y a todo su aparato ideológico.

Ya lo menciona Sócrates “También el filósofo (podríamos cambiar el termino a profesor), como la obstetra, es estéril (de sabiduría); no posee ninguna verdad”… “el trabajo del filósofo consiste en ayudar al interlocutor a generar la verdad, a descubrirse en sí mismo” (2); hoy incluso existe el proceso denominado como mediación (propuesto por Reuven Feuerstein), el cual incluye aspectos preponderantes en el papel del docente:
1) Trascendencia: no solo quedarse en el nivel de las metas trazadas en la interacción alumno-docente; sino superar éstas.
2) Intencionalidad (y reciprocidad): esto se refiere a la intención de mediar al mediado; y, cambiar el propósito implícito en explícito, voluntario y conciente.
3) Significado: el significado no debe ser impuesto; lo que se debe hacer es ayudar, asistir a que la propia persona se manifieste, que la propia persona vislumbre y alcance significados propios.

Ahora bien, es imposible separar el vínculo que existe entre la sociedad y la escuela; de acuerdo con Castorina (3), “el hombre es miembro de una especie para cuyo desarrollo el aprendizaje desempeña un papel central, especialmente en lo que se respecta a esas funciones superiores, típicamente humanas”; por lo tanto reitero la imposibilidad de separar éstos entes, incluso cabe la reflexión de hasta dónde se reinventan y se sirven la una de la otra, hasta que punto podrían vivir la una sin la otra. Claramente se presenta en la película la dependencia a la reeducación que los padres no alcanzan para con sus hijos, capaces de ofrendar tributos (o dadivas) con tal de cubrir lo que no se ha podido en casa; y, por otra parte el sugerente y magnífico aparato de represión que siempre juega a favor de los poderosos, a favor de los acaudalados, a favor del poder en turno. Nos hemos cansado de seguir las pistas a percepciones tales como “Historia de la conquista de la Nueva España”, “La visión de los vencidos”, etc.; visiones, versiones y mamotretos bien dirigidos y seleccionados por los vencedores… los hacedores de la “verdad” y la buena fe… algún día lo hará de manera abierta y libre el otro bando; sí ese bando de los derrotados, de los caídos, de los vulnerables… sí ese mismo, el de los vencidos.

Aunado a todo lo anterior, es preciso señalar la influencia de la religión en el pensamiento social; la religión en su devenir histórico, se ha conformado y desarrollado jerárquicamente en un gran aparato organizativo impermeable y sí muy poderoso e influyente en el pensamiento humano, teniendo intermediarios altamente eficaces para tal cometido.

La iglesia católica es, sin duda, el mejor ejemplo de una superestructura que ha alcanzado los más latos niveles de desarrollo. Sus jerarquías están establecidas y bien definidas; comprenden desde el sacerdote más humilde hasta las luminarias ostentosas que transitan divinamente en el Vaticano, cuyos recursos económicos, políticos, administrativos e ideológicos le han permitido constituirse desde tiempos arcaicos en factor fundamental de la vida interna en múltiples países y aún en las relaciones políticas mundiales; en la época medieval la iglesia romana fue incluso la institución más importante de la sociedad europea, los reyes mismos debían ser coronados en ceremonias religiosas, e incluso para que se les pudiese considerar como familias verdaderamente poderosas tendrían que contar con algún miembro incrustado en la jerarquía eclesiástica. Muchos de los aspectos históricos se decidieron en las salas, habitaciones e iglesias de tan dignos y distinguidos funcionarios.

¿Qué tan lejos (o cerca) estamos de aquellos tiempos? ¿Hasta dónde debemos traicionar nuestra filosofía de vida y nuestra verdad? ¿hasta dónde el sastre es considerado un hipócrita?, o ¿un miedoso? o mejor aún ¿un esquirol con la frente baja pero con la vida salvada?¿se podrá alcanzar el cielo con ideas republicanas?... mi capacidad no da para tanto, solo para convencerme de la patética situación de pensar diferente a otros y que esos otros sean mayor de los de tu bando; y que ese simple hecho sea causa de aniquilamiento y exterminio; es cuando da vergüenza pertenecer a esta raza, raza que tiene todo menos ser una raza humana. No hay que ir tan lejos, recordar que en algún lugar antes llamado Birmania, hoy salen a manifestarse pacíficamente un grupo budista que lo único que pretenden es vivir, vivir en paz; y que encuentran, más que el mísero fusil que entibia de a tanto la carne y un poco después se acabo en esa maldita frialdad llamada muerte; insisto ¿vale la pena?

Es cuando reconozco el papel importantísimo del maestro, ese mismo que nunca se pregunta ni se detiene a pensar sobre cuáles serán (ideológicamente) los productos que obtiene, los productos alcanzados o por alcanzar; cuestionamiento que como veleta se contesta según las circunstancias, según el patrón, o según sea la nueva forma y/o sistema (reforma) imperante que durará hasta el nuevo sexenio, hasta que al próximo dirigente de educación, se la habrán nuevas expectativas y deje su puesto.

Estoy muy seguro que aún queda ese docente capaz de dar lo mejor de sí, capaz de educar sin esperar nada a cambio, capaz de dejarse apedrear sabiendo que su labor no ha sido en vano y que en cualquier momento emergerán las semillas de las buenas conciencias dispuestas a crear una sociedad mejor, un mundo mejor. Donde seamos orgullosamente partes de una raza humana.

Volviendo al anterior cuestionamiento acerca de los productos ideológicos que alcanza el docente, dice Schmelkes (4) “que si la escuela no forma valoralmente, deja de cumplir la importante función socializadora. Se parte del supuesto de que esta función es importante”. Por lo tanto considero que dicha función es la de formación de personas aptas de ejercer juicios críticos, de fomentar la iniciativa, de formular propuestas basadas en ciertos niveles de complejidad creciente y de compromiso con lo que creen o pueden llegar a creer y crear. Esto si tomamos en cuenta que la escuela interactúa en paralelo con otros agentes socializadores, que por lo general son más impactantes y poderosos que la propia escuela; entre los que podemos visualizar los medios de comunicación, el grupo de coetáneos, la comunidad envolvente, etc.; Ante esta bifurcación de fuentes amorfas de socialización, sobre todo ante la falta de capacidad de incorporar a su interior, como objeto de análisis, reflexión, crítica y decisión, estas otras formas de socialización.

Y continuando con la idea de Schmelkes donde afirma que “se considera que si la escuela no forma valoralmente, o lo hace en forma oculta, no será capaz de desarrollar al ser humano en forma integral”. Considero que cada vez es más necesario atender los aspectos que constituyen, analíticamente al ser humano: el especto cognitivo, el aspecto psicomotor, pero sobretodo el aspecto afectivo

Retomando la película, sería muy presuntuoso pensar que se puede dar cierta movilidad social causada por los hechos o por los pensamientos generados por el profesor; es fácil responder a esta pregunta; la historia nos ha hecho participes y nos ha demostrado que una buena intención, que los buenos sentimientos, que el aspirar a un sistema utópico no es más que un mero sueño; cuando educar significa “conducir o guiar, evidentemente se requiere un paradigma acerca de la conducta humana buena para que se trate de una educación correcta. En general los padres guían a sus hijos de acuerdo con los modelos éticos que explícitamente o implícitamente han adoptado para sí mismos. De esta manera les enseñan a no mentir, no robar, respetar al prójimo, etc. Ética y educación van de la mano” (5); así como también van de la mano la educación y la moral; que a su vez sabemos que la moral la determina la propia sociedad, por lo tanto cabe señalar que el docente a parte de ser un servidor de dicha moral, se reconoce como un ser solo, un ser a la deriva, un ser atrapado entre la espada (gobierno, sistema, comunidad, trabajo, alumno, conciencia moral, etc.) y la pared (su ética, su valor personal, su amor hacia la vida, etc.)
Quiero explicar brevemente este sentir. El docente no puede quedar mal con su institución, de hacerlo corre el peligro de ser botado de su laburo; no puede quedar mal con la sociedad, ya que ésta se convencería del trabajo estéril de la escuela, encabezada por le maestro; no puede quedar mal con el padre de familia quien se sujeta (y da por un hecho) que el profesor hará las veces de padre, que lo pulirá en el más alto nivel de educación social y cognitiva; que conseguirá hacer del dicente lo que el no ha conseguido como padre; tampoco puede quedar mal con su alumno, de hacerlo rompería con los pocos resquicios de credibilidad que quedan de él; y por último no puede quedar mal consigo mismo, de hacerlo no quedaría ningún sentido de existencia del personaje frente a un grupo; tratando e intentando despertar la conciencia humana.

Así que para terminar, no me cabe más que decir que no solo encontramos en la película contradicciones sociales; lo que es peor aún las encontramos en nuestra vida cotidiana.

No puede ser posible que sigamos midiendo la capacidad humana, cognitiva e intelectual basándonos en una escala del 0 al 10; no puedo fomentar el elaborar juicios críticos-éticos-morales, si el alumno que lo ha conseguido queda reprobador por no conseguir en dicha escala la mínima aprobatoria; y por el otro lado aquel que sigue siendo un auténtico imbécil, tramposo, incapaz de ceder un lugar al selecto; incapaz de darse vuelta por el adoquín en lugar de pisar el césped, incapaz de darse cuenta de que atentar con el medio ambiente es atentar consigo mismo; y lo que es peor aún, incapaz de no fomentar guerras en nombre de la paz; pero eso sí con un 10 a cuestas digno de ser apreciado y reconocido primero en familia, después por la sociedad completa.

Tenemos que contrarrestar estas actitudes y estilos de vida; debemos regresar el papel tan importante que en tiempos pasados se le daba al maestro; qué hubiese sido de Sócrates obligado a calificar a sus alumnos en un examen por objetivos; habría tenido tan ilustres discípulos. Es hora de recobrar la liberación efectiva propuesta por Erich Fromm (6) (en toda su obra); pero en especial quiero retomar su idea del TENER y el SER, donde afirma que el verdadero camino a la esperanza es no dar por hecho que la función “normal” del ser humano es tener, donde “para vivir, debemos tener cosas. Además, debemos tenerlas para gozarlas. En una cultura cuya meta suprema es tener (y cada vez más), y en la que se puede decir de alguien que “vale un millón de dólares”… Al contrario, parece que la misma esencia de ser consiste en tener; y si el individuo no tiene nada, no es nadie”; en cambio él considera propone en su visión del ser aquello basado en la “experiencia, y la experiencia humana es, en principio, indescriptible”, reconociendo que el ser humano es un ser vivo, no una imagen muerta, y que no puede describirse como cosa.

Y continúa diciéndonos el maestro Fromm, “el modo de ser tiene como requisitos previos la independencia, la libertad y la presencia de la razón crítica. Su característica fundamental es estar activo, y no en el sentido de una actividad exterior, de estar ocupado, sino de una actividad interior, el uso productivo de nuestras facultades, el talento, y la riqueza de los dones que tienen (en diversos grados) todos los seres humanos”.

Por lo tanto, ante diversos obstáculos a los que se enfrenta el docente, propongo una teoría crítica distinta a la normatividad actual. Una ética distinta que nos guíe a una labor útil y sobretodo conciente, que permita establecer diferencias entre el profesional que actúa éticamente de acuerdo con ciertas convenciones socialmente aceptadas, y el que trasciende el sistema comúnmente admitido, pudiendo por que no, pasar por alguien que violente las normas ético-morales vigentes. Una ética profesional proyectada a futuro debe incluir, según Angulo (7), en sus consideraciones lo siguiente:
a) Los parámetros de la moral convencional vigente, tanto en el nivel macro como en el micro.
b) Una ética crítica, gracias a la cual se pueda romper con los estrechos límites de la ideología dominante, que incluya las obligaciones positivas.

Añadiendo a ésta propuesta, solo me queda resaltar lo siguiente:
1) La labor del docente debe permitir un diálogo abierto y permanente donde no excluya ningún agente relacionado con la educación; sea institución, padres, sociedad, etc.
2) No olvidar que es un ejemplo a seguir; por lo tanto reconocer que a mayor o menor escala su desempeño influye o influirá primero personalmente y después socialmente
3) Que su labor nunca será infructuosa; más allá de lo poco reconocida y valorada hoy en día por la sociedad en general
4) Que solo el amor a uno mismo, a su vocación, podrán revalorar la magnánima función del maestro
5) Y nunca, pero nunca, dejar de creer, dejar de crear y dejar de fomentar; que somos la llave dúctil entre la persona y los valores; sin perder de vista el peligro al que estamos expuestos, teniendo en cuenta que aquello que lleva tiempo y esfuerzo en trasmitir se puede trastocar en cuestión de segundos; que ya no que da en nosotros, y por lo tanto no olvidar que nuestra herramienta principal es esa lengua, lengua que como las mariposas se desenrolla para poder ayudar a construir vidas; lengua que puede llegar al fondo de las cosas, lengua que ni por la fuerza, ni por la razón podrá ser callada… lengua trastocada que le pueden robar todo, y quitar todo menos su dignidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
www. la lengua de las mariposas. esp
Gisper, C. (director de la obra) “Atlas universal de la filosofía”. Océano: Esp.
Castorina, J. y otros (1996) “Piaget-Vigotsky: contribuciones para replantear el debate”. Paidós: Méx.
Schmelkes, S. (1997) “La escuela y la formación valoral autónoma”. UNESCO: Méx.
Gutiérrez, R. (2002) “Introducción a la ética”. Esfinge: Méx.
Fromm, E. (1976) “ Tener o ser?”. F. C. E.: Méx.
Angulo, Y. y Lugo, M. (2004) “Ética”. Santillana: Méx.
Ojeda, M., y otros (2007) “Ética”. Pearson: Méx.

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