lunes, 28 de junio de 2010

Una canción para Gloria (Un domingo a la mañana)

Hoy por la mañana…


Cuando el ruido de los vecinos te despiertan,



Cuando las alarmas de los carros se detonan,



Cuando rugen estridentes los monstruosos aparatos,



Justo en esta ciudad que ha atestiguado con gusto mi autodestierro,



Y todos, locos se preparan para el singular circo romano.




Cuando aún no has descendido de tu proeza aventura,



Desde ese salto que te atrae a la tierra,



Dichosa, plena, maga y dueña y colmada de savia,



Donde es sólo un anegarse de cenizas tu hermosura.




Cuando el asfalto se convierte en las arterias de ésta catatónica ciudad,



Que se muere, y a la vez respira, y se reinventa,



Y los diarios muestran su total calamidad,



Donde ahora soy un total desconocido.





Cuando la cortina no es capaz de restringir,



Esa luz lacerante que solo se compara a tu mirada,



Es justo el momento donde sueño despierto,



Y tú a la vez abres los clisos,



Y radiante y presuntuosa y radiante… le das vida a la mañana.





Es justo ese momento que me admiro y te admiro,



Y tomado de tu mano con qué resplandeciente afable,



Me levanto con pesar del lecho en que soñaba,



Paseándome los dedos por mi cara y por tu cara.





En este espacio, en el tiempo y la utopía,



Y solamente pido que se pueda detener el tiempo,



Con la danza cadenciosa que emana tú respiro,



Y así abrazados, soñando despierto contigo, con gusto despertaría,

Y con un poco de fortuna…


tú también puedas soñar conmigo.


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