miércoles, 30 de junio de 2010

No vuelvas a ser la chica de mi ayer




-Tu saliste con las rodillas raspadas,

y yo con el corazón ensangrentado,


pero el alma felíz-



Y ahora te salgo a buscar
y en verdad que no quiero pensar
si hay algo que puedo perder,
tan sólo me gustaría saber que hay dentro de ti

Y aunque lo puedo imaginar,
Creo que ni tú lo sabes…


Cómo le haré para poderte enamorar,
mostrándome tal cual, porque soy todo lo que ves,
No quiero hablar de más

Y creo que tú mejor que nadie lo sabe…


No quiero que vuelvas a ser la chica de ayer,

Pero es tu mirada
la que no me parte en dos, sino en mil,

No quiero contar la misma historia otra vez,
pero es toda una encrucijada que se revela
en mi corazón…



Y cuando voy a dormir, no lo consigo si no es soñando en ti,
Hasta que las olas me arrullan y me llevan a esa cueva donde duermo,
Y pienso, y estas conmigo, y llenándome con tu amor ,
No puedo si no estoy contigo,
Y si te vas…
Ya no puedo si no estás conmigo.


Ya paro de hablar, pero no de soñar,
Pero no me pidas que no me pierda en ti;
Por qué te cuesta entender,
De esto que siento por ti,
Y cómo no sé disimular
Te aseguro que no lo haré…

lunes, 28 de junio de 2010

Una canción para Gloria (Un domingo a la mañana)

Hoy por la mañana…


Cuando el ruido de los vecinos te despiertan,



Cuando las alarmas de los carros se detonan,



Cuando rugen estridentes los monstruosos aparatos,



Justo en esta ciudad que ha atestiguado con gusto mi autodestierro,



Y todos, locos se preparan para el singular circo romano.




Cuando aún no has descendido de tu proeza aventura,



Desde ese salto que te atrae a la tierra,



Dichosa, plena, maga y dueña y colmada de savia,



Donde es sólo un anegarse de cenizas tu hermosura.




Cuando el asfalto se convierte en las arterias de ésta catatónica ciudad,



Que se muere, y a la vez respira, y se reinventa,



Y los diarios muestran su total calamidad,



Donde ahora soy un total desconocido.





Cuando la cortina no es capaz de restringir,



Esa luz lacerante que solo se compara a tu mirada,



Es justo el momento donde sueño despierto,



Y tú a la vez abres los clisos,



Y radiante y presuntuosa y radiante… le das vida a la mañana.





Es justo ese momento que me admiro y te admiro,



Y tomado de tu mano con qué resplandeciente afable,



Me levanto con pesar del lecho en que soñaba,



Paseándome los dedos por mi cara y por tu cara.





En este espacio, en el tiempo y la utopía,



Y solamente pido que se pueda detener el tiempo,



Con la danza cadenciosa que emana tú respiro,



Y así abrazados, soñando despierto contigo, con gusto despertaría,

Y con un poco de fortuna…


tú también puedas soñar conmigo.